domingo, 31 de octubre de 2010

Hay un silencio, un insomnio y un corazón




Hay un silencio, un insomnio y un corazón
El mundo desaparece donde la luz bautiza
al cielo de tus ojos.
En este instante creador, surge la calle del amanecer
que tu mirada ha roturado en los versos
de mi insomnio
-argumento del preludio de tu imagen- que el invierno
acude en su regreso a guardar.
¿Qué silencio ensancha la noche,
qué destello de piel casi eco,
qué aliento, y el corazón?
En él,
percibo anhelante el regazo de tu voz,
el sólido azul de la ilusión que celebra la alegría,
enclavado en el íntimo ser de tus encantos
hasta dar rienda a los caballos de la memoria
y al soliloquio de los párpados por donde caminan
estos blancos signos
que quiebran mis adentros
al juntarse las letras de tu nombre en mis labios,
a tientas,
sigilosos de contento.