sábado, 31 de octubre de 2009

EN EL ÚLTIMO PÉTALO DE LA MARGARITA





En el último pétalo de la margarita,
esa que ilusamente deshojamos,
te encontré paciente y despistado.

Sentí que tu mirada seguía mis pasos
tu aliento daba sentido a mi respiración
y tu voz era un susurro emocionado.

Me detuve por casualidad, tal vez cansada
y decidí prestarte una atención acompasada.

Me fascinaron tus manos
y de ellas espere tiernas caricias,
tus ojos como tímida luciérnaga
alumbraron la tiniebla que me habita.

Tu alegre caminar
 elevo mis vacios a la nube más alta,
me colgaste del halo de tu risa
y acunaste mi niebla con tu dulce sonrisa.

Tu infinita sencillez
te da un brillo estelar
eres… el que siempre espere.

Te miro y admiro
soy ahora una espectadora
de tu quehacer diario,
 contenta y serena veo pasar las horas.

Y doy gracias y canto
pues me siento agraciada
de tenerte en mi vida
de compartir tu estancia.

viernes, 30 de octubre de 2009

ERA NOCHE Y A DESHORAS


Tu serenidad
espejo de luna pura, bahía.

La edad de la sangre
sube los peldaños empedrados del silencio
y mi corazón detenido bebe de tus ojos sin noches.

Con tus llamas vivas disuelves el oxido
convulso del cerebro
que se abraza a tu voz.

Densa espera

Abro el día, que recorra mi cuerpo su luz
hasta que se llenen de gritos tus ojos y la piel
como ríos de dolor,
esta bestia pintada en mil vidrios.

Todo es tiempo

Tal vez llegue a lo largo de mis tierras
ese grito de luz viva
y opte por bailar con los pies libres
la danza de la vida,
y llore el invierno su destino
de inmensidad.

Quizá, el sol, un día,
gane en su pulso a la noche, en este campo sin orillas.