jueves, 26 de noviembre de 2009

Eres la luz de todos los cielos







Cuando las nubes se esconden
y la luna sale por el horizonte de tus ojos,
eres la luz de todos mis síes que el amor hace visibles
sobre las ramas del aire.

Cada noche, son tus ojos el secreto que busco
en el cielo que llena tu mirada
y en su pétalo de plata,
siento refugiar la noche de mis días.

He sentido la tibieza, el hueso de tus dedos
apretando los míos,
eran las mismas calles,
las mismas estrellas donde ahora te miro
con el amor de estas palabras.

Si cierro los ojos,
la mañana se llena de rosas
y el aire huele a ti como una catarata de jazmines
que lo inunda todo
Si cierro los ojos, duermo en tu pelo
y en el lugar común del beso,
puedo oírte subir por las venas de este corazón
que vive en tu recuerdo.

“Cada vez que abras los ojos allí estaré”

domingo, 15 de noviembre de 2009

TU LLEGADA A MI




En tediosos armarios
o en desvanes inmundos
dormían hasta ayer mis sensaciones.

Desmayando recuerdos por antiguos
cual reliquia olvidada de un beato,
o inocencia de niño
superada al llegar la adolescencia.

Así pasaban días
dormitando esperanzas e ilusiones.

Pero arribaste tú a mis orillas
y en olas espumosas me bañaste,
decoraste la senda de mi boca
con cortejos nupciales de sabores.

Tus brazos, rodearon mis ausencias,
más no te pido nada,
pero si te lo ofrezco
sin tiempo, con espera,
con ganancia, con entrega
constante y voluntaria.

En arcones guardo abrazos sin estreno
besos artesonados en suave paladar,
manos blancas vacías sin las tuyas,
y mi completo cuerpo emocionado
te espera, te desea y te convoca.

Alfombra mis mejillas con caricias
visita los rincones que te agraden;
fue tanta la carencia ya vivida
que nos toca un festín acompañado.

Aquí, allí, con el sol y la luna
tormentas o lloviznas.
Pero tú y el mar de tu mirada
tú solo tú, yo solo yo
ambos, todo y siempre.

Rocío

martes, 10 de noviembre de 2009

Todo yo, mi tú equidistante

Este verde de rocas distintas
queriendo matizar la soledad de su vegetación
obligan al silencio
en constante imagen de los ruidos naturales.

El aguaviento acompaña la infinitud
de tu recuerdo que dúctil se recuesta
en la memoria secreta de mi dedos.

Así, dos vías ,
dos síes
que espesan la distancia.
Dos labios que nutren la flor única del beso
en las mil veces de tu nombre.

He mirado tras el cristal
un azul puro
adherido al ruido seco del cielo
y las nubes caminan de ti a mis ojos.

Pienso en tu rostro como última señal del sol
que se amplia de luz,
en la quietud de dos labios al caer los besos
a un costado de la luna.

Todo yo, mi tú equidistante
a beber, en ambos bordes de la vida,
del lago de un oasis acariciado
en la piel de tu mirada.
“Entre dos sueños el inicio de un significado”


Asterio