Los poros de mi
piel te están llamando
reclamando a tus
manos la firmeza
provocando
delirios de grandeza
bordando
filigranas de cristal.
Mi cuerpo es
cuerda tensa de guitarra
de un concierto
completo y triunfal,
al paso de tus manos
se doblega
y atrevido te
embriaga sin piedad.
Tus dedos que
dormían las ausencias
reviven y no dejan
de tocar,
mis vértices y
cimas redondeas
componiendo un
grandioso recital.
Piel a piel
rimados y medidos
surco a surco sin
normas sale igual
ensamblados en
mágico misterio,
corceles
desbocados sin final.
Escoltas mi
silueta enardecida
entierras lo
prosaico establecido
me rindo a tus
propósitos prohibidos
abusando del
tiempo y la equidad.
No hay relojes, ni
normas, ni prudencia
tan solo la energía
y la apetencia
de alianza
voluntaria y atrevida
que alumbra y
dirige nuestra vidas.
Rocío (2009)
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