En el último pétalo de la margarita,
esa que ilusamente deshojamos,
te encontré paciente y despistado.
Sentí que tu mirada seguía mis pasos
tu aliento daba sentido a mi respiración
y tu voz era un susurro emocionado.
Me detuve por casualidad, tal vez cansada
y decidí prestarte una atención acompasada.
Me fascinaron tus manos
y de ellas espere tiernas caricias,
tus ojos como tímida luciérnaga
alumbraron la tiniebla que me habita.
Tu alegre caminar
elevo mis vacios a la nube más alta,
me colgaste del halo de tu risa
y acunaste mi niebla con tu dulce sonrisa.
Tu infinita sencillez
te da un brillo estelar
eres… el que siempre espere.
Te miro y admiro
soy ahora una espectadora
de tu quehacer diario,
contenta y serena veo pasar las horas.
Y doy gracias y canto
pues me siento agraciada
de tenerte en mi vida
de compartir tu estancia.
Ahora lo sé, ya no duelen las noches y la tristeza ya es un lugar extraño.
ResponderEliminarSi, de tu luz y mi luz, de tu lago y mi sed: brotó un árbol blanco, un refugio en medio de la lluvia, una cabaña para nuestro amor.
Un beso u mil
Si querido, ya se fue la soledad de ambos a otros lugares. Ya nada es oscuro ni frio. Nuestra cabaña es acogedora y nada ni nadie podrá destruirla.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Rocío
Queidos amigos... Grata es vuestra compañía para mi, es por eso que os sigo, siempre que puedo. Es hermoso leeros... entrar en vuestra
ResponderEliminarcabaña y al amor de la lumbre recitar a tres voces.
Un beso abrazado para ambos a dos.
Gabriela
Gabriela amiga que alegria verte en nuestro espacio, siempre serás bienvenida a nuestro blog. Estás invitada a la cabaña a merendar, jeje.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Rocío